(Dormitorio elegante y casi lujoso. Es de noche. Entran MARGA y CARMINA, ambas de unos treinta años, vestidas de “soirée”)
MARGA .- (Encendiendo la luz) ... Pero, ¿te lo has pasado bien, sí o no?
CARMINA .- Claro, mujer.
MARGA .- ¿De verdad?
CARMINA .- Sí, sí: de verdad.
MARGA .- (Por su vestido) Anda, ayúdame... (CARMINA le ayuda a desabrochárselo) Pues nadie lo hubiera dicho, hija... Ponías una cara...
CARMINA .- Bueno, es que no estoy acostumbrada a esos ambientes.
MARGA .- Y la música, ¿qué te ha parecido?
CARMINA .- Muy bonita, preciosa... ¿Cómo se llamaba el cantante?
MARGA .- Bonet de San Pedro, mujer. ¿En qué mundo vives? (Canturrea mientras se suelta el pelo)
CARMINA .- Sí, muy bonita. (Se quita los zapatos y se los tiende a MARGA) Toma los zapatos.
MARGA .- (Señalando) Déjalos ahí. ¿Te han hecho daño?
CARMINA .- No. Al principio los notaba un poco justos, pero luego no.
MARGA .- Claro, que tampoco los has usado mucho...
CARMINA .- ¿Qué quieres decir?
MARGA .- Que casi no has bailado.
CARMINA .- Compréndelo, Marga: en mi situación...
MARGA .- ¿Qué situación ni qué gaitas? Eso son pamplinas. Tú ahora sólo tienes que mirar por ti. Lo mismo que hizo él. (Ante la reacción de CARMINA, cambia de tono) Perdona, Carmina. No quería decir eso...
CARMINA .- (Cambiando de tema) ¿Te doy ahora el vestido? (Va a quitárselo)
MARGA .- No, ya me lo darás mañana. Qué bien te sienta, ¿eh? (Comienza a desmaquillarse)
CARMINA .- Sí. (Se mira en el espejo)
MARGA .- Seguimos teniendo el mismo tipo. Bueno: yo, algunos kilos más...
CARMINA .- ...Que te favorecen mucho. Tu marido está que bebe los vientos por ti.
MARGA .- ¿Ese? Ese bebe los vientos por el lucero del alba. Menudos pulmones tiene...
CARMINA .- ¡Qué cosas dices! Si esta noche lo tenías hecho un caramelo...
MARGA .- Claro: para poner caliente al mandamás ése.
CARMINA .- ¿Al señor Ripoll?
MARGA .- ¡Y dale con “señor Ripoll”! Toda la noche diciéndote que le llamaras Esteban, y tú: “señor Ripoll” aquí, “señor Ripoll” allá...
CARMINA .- ¡Pero si no le conocía de nada! Y además, es jefe de... no sé qué.
MARGA .- De Abastecimientos, sí. Por eso mismo.
CARMINA .- Por eso mismo, ¿qué?
MARGA .- ¿No te lo dijo Ramón? Tenías que estar amable con él.
CARMINA .- Bueno, amable sí, es natural... ¿Es que he estado antipática?
MARGA .- Mira, Carmina: no te hagas la tonta. Estar amable quiere decir... estar amable, ¿comprendes?
CARMINA .- (Tras una pausa) ¿Te refieres a... bailar con él... como bailabas tú?
MARGA .- (Molesta) ¡Eso por lo menos! (Silencio. CARMINA se va quitando los pendientes, el collar, etc.) ¿Quieres beber algo?
CARMINA .- No, gracias.
MARGA .- Yo sí. ¿Me sirves una ginebra? (Señala) Está allí.
CARMINA .- Sí, ya lo sé. (Va a servirle, pero antes le da las joyas) Toma... Y muchas gracias.
MARGA .- Déjalas aquí. Y nada de gracias. Lo que es mío es tuyo. Como antes.
CARMINA .- No. (Va al mueble bar)
MARGA .- No, ¿qué?
CARMINA .- Como antes, no. Nada es como antes.
MARGA .- ¿Por qué no?
CARMINA .- (Tras una pausa) Ha habido una guerra, Marga. ¿Lo recuerdas?
MARGA .- La guerra acabó hace tres años, Carmina. La guerra acabó. Ahora vivimos en paz otra vez. ¿No puedes olvidar?
CARMINA .- Puedo olvidar, sí. Espero poder. Pero nada es como antes.
MARGA .- Quiero decir que tú y yo...
CARMINA .- ¿La quieres con hielo?
MARGA .- (Tras una pausa) Sí, gracias. (CARMINA le da el vaso. MARGA bebe) ¿Quieres tú otra?
CARMINA .- He bebido mucho esta noche. Estoy un poco mareada... y cansada. Si no me necesitas, me iría a dormir.
MARGA .- No, necesitarte no. Pero... (Se interrumpe)
CARMINA .- ¿Tardará mucho Ramón?
MARGA .- Supongo que sí.
CARMINA .- ¿No iba a llevar al hotel al señor... a Esteban?
MARGA .- Sí, pero en el hotel está La Parrilla.
CARMINA .- ¿Qué parrilla?
MARGA .- ¿No has oído hablar de La Parrilla del Ritz?
CARMINA .- No.
MARGA .- Es una sala de fiestas... y una oficina de negocios. Ramón le debe buena parte de su fortuna.
CARMINA .- No te entiendo.
MARGA .- (Sirviéndose más ginebra) ¡Ay, primita, qué candor! Llevas más de un año viviendo con nosotros y aún estás en las nubes. En estos tiempos, hay que ser generoso con tipos como Esteban, por mucho que le suden las manos y diga ordinarieces. Él es quien concede los cupos de algodón para la fábrica, ¿comprendes?
CARMINA .- Creo que sí.
MARGA .- Camisa vieja, ¿sabes?... Y con un hermano en la Fiscalía de Tasas, además. Ramón le debe muchos favores... Aunque se los paga bien, esa es la verdad. Y no sólo en metálico...
CARMINA .- Ya.
MARGA .- ¿Qué quieres? Todos lo hacen. Y Ramón tuvo que empezar de cero, ya lo sabes. Al acabar la guerra, estábamos como vosotros: con lo puesto.
CARMINA .- Sí, ya lo sé.
MARGA .- Claro que Ramón no tenía nada que temer... ¿De verdad que estás cansada?
CARMINA .- Sí, ¿por qué?
MARGA .- Me gustaría tanto que me dieras un masaje en el cuello... ¿Te acuerdas?
CARMINA .- ¡Cómo no me voy a acordar!
MARGA .- Supongo que me duele de tanto echar atrás la cabeza, al bailar con Esteban... ¡para no tragarme su caspa! (Ríe) ¿Me haces ese favor?
CARMINA .- Bueno: siéntate aquí. (MARGA se sienta. CARMINA le masajea el cuello)
MARGA .- Gracias, primita. Lo haces tan bien... (Canturrea la canción de antes durante un tiempo) Dime una cosa, Carmina: ¿sigues pensando que algún día volverá?
CARMINA .- (Se interrumpe) ¿Quién? ¿Luis?
MARGA .- Sí.
CARMINA .- (Reanuda el masaje) Estoy segura.
MARGA .- ¿Aunque no sepas nada de él? ¿Ni dónde está? ¿Ni... si está vivo?
CARMINA .- (Firme) Está vivo.
MARGA .- ¿Y por qué no te lo ha hecho saber en estos años? (Silencio) Di. ¿Por qué?
CARMINA .- (Cortándola) Dejemos eso, Marga, por favor.
MARGA .- No puedes pasarte la vida así, esperando, subida en un pedestal. Luis huyó, como tantos otros, y tres son muchos años para no dar señales de vida. Tienes que ver las cosas como son, Carmina; dejarte de ilusiones y vivir de realidades, igual que todo el mundo. Con nosotros, ya sabes que no te faltará de nada: eres más que una hermana para mí... Y Ramón también te quiere mucho. Pero, la verdad, podrías hacer algo más para adaptarte a nosotros, a la vida que hacemos... a los tiempos que corren, vamos. Y no estar siempre como... como de luto.
CARMINA .- No estoy de luto, Marga.
MARGA .- Ya sabes lo que quiero decir... (Se levanta) Pero, déjame: me haces daño en vez de aliviarme. (Se palpa el cuello)
CARMINA .- Perdona, no estaba en lo que hacía... (Pausa) Quieres decir... que os resulto incómoda...
MARGA .- ¡Cómo puedes decir eso! De ningún modo... (Se sirve más ginebra) Lo que pasa es que... Esta noche, por ejemplo: ¿qué te hubiera costado quitarte el anillo?
CARMINA .- ¿El anillo?
MARGA .- Sí, es una tontería, una pequeñez, pero... Ramón le había dicho a Esteban que eras soltera. ¿Cómo explicarle, si no, tu situación? Y, al fin y al cabo: una boda civil... en guerra... ni seis meses juntos vivisteis; y luego... En fin, que me parece excesivo hacerte la perfecta casada cuando, en realidad...
CARMINA .- En realidad, ¿qué?
MARGA .- Ya me entiendes.
CARMINA .- No, no te entiendo. (Pausa) ¿Quieres decir que aquella boda no cuenta? ¿Qué es mejor borrar mi matrimonio, ocultarlo? ¿Negar a Luis? Es eso, ¿no?... Negar nuestra vida en común, la causa que nos unió... Quitarme el anillo, esconderlo... ¿O quizás, fundirlo y hacerme una moneda de Franco... o una medalla de la Virgen del Carmen?
MARGA .- (Tensa) Yo no he dicho nada de eso. (Silencio largo)
CARMINA .- (Juguetea con su anillo) Sí, sería lo más conveniente para todos. ¿Adónde voy yo, con esta historia de fantasmas, verdad? A ciertas cosas, más vale echarles tierra encima. En los tiempos que corren... (Se quita el anillo y se mira la mano) Al fin y al cabo, ¿qué importancia tiene, llevarlo o no? Mi mano es la misma... (Simula tenderla a un interlocutor invisible) “¿Cómo está usted, Esteban? ¿Se divirtió anoche, en La Parrilla? Hoy lo pasaremos mejor, ya lo verá...” ¿Es así, Marga? ¿Eso es estar amable? ¿Adaptarme a vosotros, a los tiempos que corren?
MARGA .- (Estallando) ¡Déjame en paz!
CARMINA .- (Tras un silencio, mirando el anillo) ¿A qué hora quieres que te despierte mañana? (Silencio) ¿A las diez, como siempre? (Silencio. Se dispone a salir) Buenas noches, Marga. Que descanses. (MARGA sigue en silencio, rígida. CARMINA espera un momento y por fin sale... ¿poniéndose el anillo? MARGA continúa inmóvil)
O S C U R O
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