Antes de iniciar la explicación de los géneros dramáticos, nos detendremos brevemente en mencionar las formas discursivas del texto dramático, es decir, la forma que adopta el texto para trasladar al lector-espectador el contenido del texto. Podemos fijar tres formas discursivas básicas:
Diálogo: Es el intercambio de parlamentos entre dos o más personajes en los que se alternan el papel de emisor y receptor.
Monólogo: Es la forma de discurso que permite que un personaje solo en escena pueda expresar sus ideas sin dirigirse a nadie, sino como revelación de su pensamiento más íntimo.
Soliloquio: Es también una forma de discurso para un personaje que está solo en escena, pero la ligera diferencia que tiene con respecto al monólogo es que el personaje dirige sus palabras a alguien.
Los géneros literarios, desde Aristóteles, se clasifican según criterios de contenido y de forma. Las explicaciones que siguen pretenden dar una visión general de los géneros dramáticos, es decir, de las distintas formas de imitación de la realidad representándola, como diría Aristóteles. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la dramaturgia actual, especialmente aquellos autores que buscan nuevas formas de expresión, difícilmente se reconocen en uno solo de estos géneros. Por eso, animo a los alumnos a que, una vez estudiados los géneros “clásicos”, dediquen una parte de su esfuerzo a leer textos dramáticos de todas las épocas.
El género dramático se diferencia de otros géneros literarios porque su alcance sobrepasa lo literario y entra en lo teatral. Los textos serán interpretados por actores y la ficción se transformará en una realidad específica dentro de las coordenadas espacio-temporales-causales, diferentes de las de la vida real.
Tradicionalmente se distinguen géneros dramáticos mayores y géneros dramáticos menores, por las dimensiones y, a veces, por la consideración que han merecido a los autores y al público.
Géneros dramáticos mayores:
Tragedia:
Es la representación de acciones que suceden a personajes nobles y heroicos enfrentados a un destino que, a menudo, termina por destruirlos. En su origen, especialmente con las tragedias de Esquilo, los dioses son los que mueven a los personajes y poco a poco la tragedia se va despojando del carácter religioso. En cualquier caso, se trata de enfrentar al hombre con fuerzas que le obligan a actuar, a veces contra ellos mismos. Decía Aristóteles que la contemplación de estas pasiones produce en el espectador un efecto de purificación (la catarsis) al identificarse con lo que vive el protagonista.
En la tragedia de todos los tiempos hay elementos que se repiten y que sirven de hilo a lo largo de la historia:
a) La caída del héroe. El que se nos presenta como poderoso, joven, lleno de posibilidades, cae en el abismo como en una metáfora de la vida y la muerte. El coro griego se encarga constantemente de recordarle al héroe su condición de mortal.
b) La relación entre el hombre y Dios. El personaje trágico siente la fuerza de la divinidad, aunque no la entiende ni puede comunicarse con ella.
c) El sentimiento de culpa. El castigo de los dioses a las acciones de los hombres provoca una cadena de sufrimiento y de culpas interminables que termina alcanzando a todos.
d) La búsqueda de la verdad como una necesidad ética.
Comedia:
En la comedia, unos personajes se enfrentan a un conflicto, igual que en la tragedia, pero la diferencia está en que dicho conflicto no les va a llevar al extremo de su resistencia porque siempre hay una salida que permita a los personajes resolver el conflicto de forma positiva. Por otra parte, los conflictos que se plantean no tienen que ver con la relación del hombre con la divinidad o con el destino, sino con la relación entre los seres humanos.
Este carácter “positivo” de la comedia ha llevado a algunos a considerarla un género menos importante que el de la tragedia ya que carece del efecto catártico del que hablamos antes, además de tener un público más “popular” que el de la tragedia. Nada más lejos de la realidad. La comedia no sólo pretende entretener de forma superficial mediante la risa. Pretende también transmitir una manera de ver la realidad, una crítica de costumbres. Por otra parte, no se debe dudar del efecto purificador de la risa. Otra cosa es que en nombre de la comedia se han escrito piezas intrascendentes que lo son no por ser comedias, sino porque están vacías de contenido y dejan al público en el mismo estado en el que entraron en el teatro.
Miguel Mihura escribió sobre el humor: «El humor es un capricho, un lujo, una pluma de perdiz que se pone uno en el sombrero; un modo de pasar el tiempo. El humor verdadero no se propone enseñar ni corregir, lo único que pretende es que nos salgamos de nosotros mismos y demos una vuelta alrededor contemplándonos por un lado y por otro y descubramos nuevos rasgos y perfiles que no conocíamos. El humor es verle la trampa a todo, darse cuenta de por dónde cojean las cosas; comprender que todo tiene un revés, que todas la cosas pueden ser de otra manera, sin querer por ello que dejen de ser tal como son, porque esto es pecado y pedantería».
Por otra parte, cuando hablamos de comedia no nos referimos a un único tipo de texto dramático, así podemos hablar de:
a) Comedia de costumbres: presentan formas de vivir o de comportarse reconocibles por el público aunque pertenezcan a un tiempo o grupo determinado.
b) Comedia de situación: en la que se plantea y resuelve un conflicto de forma rápida y concreta.
c) Comedia burlesca: muestra personajes y costumbres a los que ridiculiza y ataca. Tiene su origen en autores como Aristófanes, aunque no faltan comedias burlescas en el teatro actual.
d) Comedia sentimental: plantea los conflictos provocados por el amor: el amor no correspondido, los impedimentos sociales, el conflicto entre el amor y el interés, etc.
e) Comedia de carácter: en ella, el peso del conflicto lo sostiene un personaje en el que confluyen rasgos de carácter dignos de imitar o de repudiar.
Podríamos establecer muchos más tipos de comedias, pero los anteriores sirven para dar una idea de la complejidad de temas, personajes, conflictos, etc. que se entrecruzan en este género.
Tragicomedia:
Se trata de un género mixto en el que se mezclan lo trágico y lo cómico. Tal como decía Lope en el Arte nuevo de hacer comedias: Lo trágico y lo cómico mezclado,/ y Terencio con Séneca, aunque sea / como otro Minotauro de Pasife, / harán grave una parte, otra ridícula, que aquesta variedad deleita mucho; / buen ejemplo nos da naturaleza, que por tal variedad tiene belleza.
En este género, el autor propone a menudo una temática cercana a la tragedia, pero sin renunciar a momentos de humor. Este género triunfó y triunfa en el teatro español desde el Siglo de Oro.
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