Este ejercicio procede de Hacer, sentir pensar, obra comentada en la biliografía.
El ejercicio persigue tres objetivos:
1) Explicar las zonas de uso del espacio: íntimo, personal, social y público.
2) Hacer grupo.
3) Reflexionar sobre el contacto físico.
Dos voluntarios salen de la sala hasta que se les avise para que vuelvan (un minuto o dos como máximo). Quienes se han quedado dentro se cogen de la mano formando una cadena o hilo. Uno de los dos extremos (o los dos también), comienzan a introducirse por dentro del hilo (entre los compañeros), con movimientos que no sean bruscos y sin soltarse de las manos.
Cuando ya nadie puede moverse y queda una gran "pelota u ovillo" humano, avisan a los que se han marchado fuera para que pasen y deslíen la madeja. Se le aconseja que busquen primero uno de los dos extremos y que reconstruyan el proceso hasta que todos están desenrollados, como al principio.
Este puede ser un buen momento para exponer brevemente el concepto proxémico de las cuatro zonas de uso del espacio o de territoriedad: la zona íntima (desde 0 hasta 0,5 m.) la zona personal (desde 0,5 hasta 1,2 m.), la zona social (de 1,2 a 3 m.) y la zona pública (a partir de los 3 m.) La zona íntima es como una "burbuja" en la que estamos dentro y nos acompaña siempre, y pocas personas tienen acceso a ella. Si nos la rompen sin motivo o sin nuestro consentimiento estamos incómodos o violentados. Esta actividad va dirigida a que momentáneamente compartamos mediante el juego esta zona reservada. De esta forma nos acercamos unos a otros de manera física y psicológica.
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